Retrato de mi madre

Este álbum fotográfico de un hijo agradecido a su madre es algo más que una biografía nostálgica. Audrey Hepburn (1929-1993) sigue siendo hoy en día una de las actrices más fascinantes y modernas de la historia del cine, y este libro muestra el estilo invisible que ha hecho de esta actriz una belleza clásica sin fecha de caducidad.

Evidentemente tuvo la enorme suerte de trabajar con grandes directores como Billy Wilder, George Cukor, William Wyler, Stanley Donen o Fred Zinnemann, pero sus películas están marcadas por su presencia. Sin apenas maquillaje, con una moda alternativa a su época diseñada por su amigo Hubert de GivenchyAudrey Hepburn consiguió un sello personal inimitable.

En las numerosas fotografías de este libro y en los textos de su hijo Sean vemos la naturalidad que expresaba esta actriz en cada una de sus interpretaciones. Sin embargo, esa espontaneidad no era precisamente feliz. “Mi madre tenía un gran secreto: estaba triste. No es que la vida le tratase mal. Su vida fue dura, pero buena. Mi madre estaba triste por lo que veía que les sucedía a los niños de este mundo a los que dedicó parte de su vida trabajando en labores humanitarias”.

En el libro hay unas palabras muy clarificadoras del compositor favorito de la actriz; Henry Mancini (Charada, Desayuno con diamantes, Sola en la oscuridad, Dos en la carretera).  “Es excepcional para un compositor verse inspirado por una persona, un rostro o una personalidad, pero Audrey Hepburn desde luego me inspira. En la música que compuse para sus películas puedes sentir esa cualidad nostálgica de Audrey; una especie de leve tristeza. Moon River se escribió para ella. Nadie más la ha comprendido de un modo tan total. Ha habido más de un millar de versiones, pero la suya es, sin lugar a dudas, la mejor”.

Resulta muy interesante también el concepto de la moda que tanto sigue influyendo en la actualidad. “Hay que cuidar bien la ropa que uno lleva porque es la primera  impresión que la gente tendrá de ti. Lo que llevas puesto no debe gritad: ¡Miradme!, sino: “Esa soy yo… no mejor que tú”. Esta descomplicación estilística hizo que desapareciesen muchos peinados y vestidos rococó que confundían la moda con envoltorios de papel de regalo de usar y tirar.

El libro se lee muy rápido pero ofrece un retrato muy sugerente y completo, más profundo y complejo que el que han ofrecido algunos biógrafos más superficiales como Donald Spoto.

Audrey Hepburn. Un espíritu elegante, Sean Hepburn Ferrer, Ed. Cúpula 235 páginas


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