Ni tuvo éxito en su día ni ha pasado a la Historia del Cine. No es una película perfecta pero hay muchas cosas que hacen que sea muy recuperable. Aunque tiene algunos excesos de sentimentalismo, también hay escenas bien medidas. La relación padre-hijo (un tema universal que siempre da mucho de sí), la música de Thomas Newman, el reparto al completo (especialmente Kevin Costner en sus buenos años, o Elijah Wood en sus comienzos), y algunos diálogos muy acertados hacen que sea una película veraniega, bonita de ver y emotiva.
Apenas hay guerra en el campo de batalla como anuncia el título, pero sí en la cabeza de los que vuelven de allí. En definitiva, una de esas películas sureñas que suelo aconsejar cuando la actualidad del cine o el dvd no tiene más que superhéroes y distopías varias.
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