"Flesh and Bone"; Más sexo que danza

Moira Walley-Beckett es el nombre de la creadora de esta serie. Suena más bien poco pero ha sido una de las colaboradoras más importantes de Vince Gilligan en los guiones y la producción de Breakng Bad. Flesh and Bone tiene mucho que ver con Cisne negro, la película del petulante Darren Aronofsky por la que Natalie Portman consigió un Oscar que merecía hace años.

Tanto en la serie como en la película el mundo de la danza se observa desde una optica enfermiza, traumática y sexualizada. Drogas, gritos, envidias, humillaciones, lesiones y sexo como única forma de medrar en la profesión. La vida de una bailarina de danza es todo menos bella y delicada.


El episodio piloto ya deja claro que estamos ante una serie que va desnudar a sus protagonistas una y otra vez, con motivo o sin él. Este capítulo inicial está al nivel de muy pocos en cuanto al protagonismo de las obsesiones sexuales de los protagonistas. True Blood, Juego de tronos, Girls... Todas  de HBO, y Flesh and Bone no, pero da lo mismo. La cadena Starz no acaba de dar con un estilo propio y por ahora copia sin pudor del estilo brutal de HBO en ficciones tan fallidas como Outlander, Black Sails o Los demonios de Da Vinci. 

Flesh and Bone es la mejor serie de Startz con mucha diferencia porque tiene buenos actores, una historia con muchas posibilidades, una fotografía y música muy cuidada... Pero tiene tal cantidad de lugares comunes, giros exagerados y efectismos que es muy difícil no ver la tramoya de tanto engaño. No hay arte sino utilitarismo sexual y comercio de cuerpos que jamás dejan que su alma transpire. Así sólo queda un grupo de personajes que tarde o temprano se igualaran al vender todo su ser al empresario de turno o al coreógrafo insoportable con tal de triunfar en el ballet. Y la danza es más que eso. Mucho más.

Calificación: 5/10

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