Ayer estuve en el cine aprovechando la semana de 2,9 euros la entrada. En los trailer vi el intento de Ozon de vender su última película como si fuese policíaca, sutil e inteligente. Pero La nueva amiga sigue siendo una almodovariana y cínica propuesta de enfermizo y redundante director francés; lo peor de la Sección Oficial del último Festival de Cine de San Sebastián.
También ví el avance de Anacleto que tiene una pinta estupenda. Una especie de Misión imposible a la española que tiene bastante que ver con el primer cuarto de hora del último Mortadelo de Javier Fesser. Eso sí, habrá que esperar un poco más hasta poder verla. Está previsto su estreno a comienzos de verano.
Luego llegó la película. Ir con tantas expectativas es peligroso y los comentarios de A cambio de nada eran muy positivos. Y es verdad que la historia tiene mucha fuerza, los actores bordan sus papeles y hay varios aciertos de cine grande: especialmente el personaje de la anciana es maravilloso. Pero se me queda un poco corto el arco de los personajes que no llegan a dar de sí todo lo que prometían. Además, la película acumula demasiadas redundancias y tópicos: los golpes entre chavales, los insultos barriovajeros, los perros en celo, las canciones de Julio Iglesias.
Siendo una película interesante, me parece que se queda bastante lejos del cine español intimista de conflictos familiares que se nos da tan bien. El Bola, Todo lo que tú quieras, Siete mesas de billar francés, Solas, Héctor, La herida luminosa, Héroes, Los niños salvajes, La vida secreta de las palabras, Mataharis, Mi vida sin mí... Todas estas películas no sólo desprenden autenticidad sino que te dejan enganchados a sus personajes durante bastante tiempo.
Aún así A cambio de nada se merece lo que ganó en Málaga y habrá que estar atento a lo próximo de Daniel Guzmán.
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