Shonda Rhimes produce y Peter Nowalk escribe esta serie. Ya trabajaron juntos en Anatomía de Grey y Scandal. En esta ocasión la estrella es Viola Davis, una abogada que se dedica a defender culpables y fichar a universitarios sin escrúpulos para su bufete.
Como no podía ser de otra manera la serie es de alta velocidad en diálogos, montaje, la música... Lo que importa es el entretenimiento; la credibilidad es un factor secundario. El chicle se estira todo lo que puede con un tono morboso muy desmadrado. Y es una pena porque la serie podía ser amena y trivial para un público muy amplio, pero se empeña en no ser Castle, Suits, Bones o El mentalista en lo bueno y en lo malo. Hay más ingenio pero también muchas más trampas y truculencias.
Los actores saben que la historia no hay por dónde cogerla y aceptan el reto de ser paranoicos con mucha naturalidad. Es Shonda Rhimes; no engaña a nadie.
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