Una de las ventajas de que un guión lo escriban varias es que cuando sale mal no se sabe muy bien a quién echarle la culpa. En Al filo del mañana los 10 primeros minutos ya te avisan que el argumento no hay por dónde cogerlo. Que no hay ningún tipo de interés en que la historia y los personajes sean razonables y atractivos. Lo que importa es que cuando antes empiecen a matar a gusanos asesinos, al parecer alienígenas.
Todo lo demás es cuesta abajo y sin frenos, salvado en algún momento por la pericia de Doug Liman como realizador. Cuesta entender por qué un tipo como Tom Cruise, muchas veces muy listo, se mete en películas con un guión tan poco trabajado. Ya es la segunda vez que se deja engañar por Christopher McQuarrie (la primera fue Jack Reacher que ya comentamos en su día). Este guionista saltó a la palestra hace demasiados años con una película enorme (Sospechosos habituales, 1995) para luego degenerar en libretos como los de Secuestro infernal o Jack el Cazagigantes.
Por si fuera poco Al filo del mañana ha sido una película carísima (178 millones de dólares) que por ahora sólo ha recuperado 149 en todo el mundo. Muy lejos de dos películas injustamente menospreciadas como Oblivion y Elysium que, aunque merecieron más, lograron 160 y 175 millones de beneficios.
Espero que Tom vuelva a sus buenos tiempos, cuando nos regalaba una gran película veraniega como Noche y día o una de las mejores películas de acción de los últimos años (Misión imposible 4: Protocolo fantasma). Por ahora tiene previsto estrenar Top Gun 2 (miedo no, pavor) y Misión imposible 5 (con el dichoso McQuarrie de director y los guionistas de Iron man 3).
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