Es lo único que se me ocurre para levantar el vuelo después de lo de ayer en los Goya. La presentación de Manel Fuentes es para analizarla, pero creo que ya se ha dicho casi todo. El tono mitinero, la ironía tosca y los chistes fáciles de ministros fueron constantes. Menos mal que el resto de actores no se contagió de ese estilo con excepción del agotador Javier Bardem y el regresado Mariano Barroso, que hicieron las veces de Candela Peña y Maribel Verdú el año pasado.
Como bien decía un periodista de prestigio en España a la ceremonia también le sobró nostalgia del casposo cine del destape (lo de Jaime de Armiñan fue tremendamente largo y rancio). Uno de esos momentos ¡que alguien haga algo!
No fue el único que se alargó. Incluso David Trueba que empezó bien, terminó eternizándose en su última y tercera aparición en el escenario. El premio insólito de la noche se lo llevó un director venezolano que se llevó a toda Venezuela al escenario dispuesto a lanzar un discurso de metraje Fidel Castro. Sólo le faltó explicar por qué Maduro lleva ese chandal amarillo a todas partes.
La invasión venezolana fue uno de los momentos de caída libre, quizás sólo superado por TODO lo que hizo Manel (que incluso hizo que recordásemos con cariño a Andreu Buenafuente y Eva Hache) y la ridícula coreografía musical (¡otra más!), un baile digno de un videoclip de Manolo Escobar (justamente recordado en la ceremonia). Todo este asombroso collage tuvo una respuesta muy clara de la audiencia (es la ceremonia menos vista de los últimos 5 años).
¿Y no tuvo nada bueno la ceremonia? Terele Pávez. Entró de lleno en la historia de los Goya con sus lagrimas, su emoción, franqueza, saberse ir a tiempo. Hasta le perdonamos venir vestida/envuelta de hada madrina de la mujer de rojo.
En los premios también hubo muchas sorpresas (en mi quiniela no llegué a la mitad de aciertos: 5 de 12). La película de Trueba se llevo casi todo lo grande (6 Goyas, mejor película, director, guión, actor, actriz revelación), aunque Las Brujas de Zugarramurdi fue la más galardonada con 8 premios técnicos.
La herida de Fernando Franco no dio la esperada campanada aunque se llevó 2 Goyas a la mejor actriz y al mejor director revelación (premios que merecían Rodrigo Sorogoyen y Aura Garrido por Stockholm). Y Querejeta se fue de vacío a pesar de contar con 7 candidaturas que nunca entenderé; 15 años y un día es su peor película.
Así que lo dicho, el año que viene ponemos a Chus Lampreave a presentar los Goya. Sin guión, ella misma. I need you, forever young.
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