"The Fall": TRUCOlencia irlandesa

Algo está pasando en demasiadas series policíacas. Hasta ahora el cine negro estaba siendo adaptado a la pequeña pantalla con bastante éxito en las dos primeras temporadas de Luther, en algunos tramos de Dexter o The Killing. Pero hemos pasado a una nueva época en la que la sugerencia ha dado paso a lo enfermizo en primer plano, a la truculencia sin resonancia, a individuos que han sustituido conflictos existenciales por perversiones sexuales.

En esta línea se enmarca The Fall, la serie coproducida por la BBC de Irlanda del Norte y Artists Estudio. En una temporada corta, de cinco capítulos, un asesino en serie de mujeres será perseguido por una de las creaciones más voluntariamente gélidas y desalmadas que hemos podido ver en la televisión de los últimos años: la detective Stella Gibson (interpretada con brillantez por Gillian Anderson).



La serie tiene clímax asfixiante y tensión permanente . Sin fuegos artificiales ni aceleraciones innecesarias la compleja trama de corrupción y perversidad va desvelándose con notable interés. El problema es que casi todo el dramatismo se fundamenta en una antropología muy elemental de pulsiones sexuales irracionales, finalmente muy previsibles y empobrecedoras.

No es la única serie policíaca que cae en este error. Los tres primeros capítulos de la 3ª (y decepcionante) temporada de Luther o la 1ª temporada de Ray Donovan cogen ese carril. No hay matices, ni luces que contrasten, todo es metal y cristal, ausencia de humanidad y exceso de podredumbre.

El problema no está en el argumento sino en el tratamiento. La colección de miserias humanas y corrupción que desfilan en Justified, Mad men o Breaking Bad es incontable, pero no hay TRUCOlencia, sino violencia verdadera y matizada, retratos poliédricos que te cogen por el cuello y no te sueltan hasta el final de temporada.




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