“La caza” de Mel Gibson

Sigue siendo uno de los grandes genios del cine actual. Pero cada vez le vemos menos. Su situación personal -y la utilización que hacen de ella algunos medios de comunicación y cineastas que a algunos les consienten de todo y a otros no-, le han tenido más bien relegado. A pesar de ello, ha seguido demostrando su talento en películas muy poderosas como Vacaciones en el infierno o El castor (¿alguien se explica porque ni siquiera se le nominó al Oscar por esta enorme interpretación?). Pero el tiempo pasa deja a cada uno en su sitio, y las películas de Mel Gibson siguen creciendo con el tiempo.

Hace unos días pude revisar su opera prima como director: El hombre sin rostro (1993). Y he de reconocer que me asombró lo bien que se conserva. Y eso que en los últimos años hemos visto películas muy interesante sobre las personas marcadas por denuncias de abusos sexuales: La duda, La caza… Pero lo de Mel Gibson es punto y aparte.

Es verdad que la música de James Horner ha envejecido considerablemente, pero el guión, la interpretación y la dirección hacen que la película se haya convertido en un clásico imperecedero. Pocos directores han llegado tan lejos a la hora de hacer una reflexión sobre la revolución sexual de Marcuse (citado en la película), y compañía en Estados Unidos. Ang Lee en Tormenta de hielo, Ted Demme en Beautiful Girls… Lo que está claro es que El hombre sin rostro es de las películas que conviene volver a ver para no perder detalle. Para no quedarse en la superficie. En palabras del protagonista “Si esto es todo lo que ven, entonces no me ven a mí”.

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