La ventaja de películas como esta es que no engañan. Ya en los títulos de crédito se cuenta toda la historia. Junto al crédito de Katherine Heigl vemos una silueta femenina en la que aparece un corazón que late en la cabeza de la mujer. Seguidamente aparece el crédito de Gerard Butter acompañado de una silueta masculina con un corazón que late en los genitales. ¿Sutil eh? Pues eso es La cruda realidad. Un supersalido treinteañero ayuda a una racional productora de televisión a conquistar a un chico 10 acudiendo a las técnicas de seducción esenciales del simio común. ¿A qué no adivinan el final?
Dura poco, eso sí, y los actores hacen lo imposible por hacer creíble lo increíble... Pero este chiste verde es demasiado largo y el recorrido de los personajes y la historia es tan limitado que a los veinte minutos uno ya está pidiendo la hora. Además la película copia gracias burras de aquí y de allá sin ningún pudor con lo que la sorpresas y la risas se reducen al mínimo.
Que malo es Gerard Butler!!!!!! Desde Postdata te quiero no le soporto
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